3.8.10

Terremotos

Por lo general, la vida transcurre en un ritmo lento y seguro, sin mayores sobresaltos. Pero a veces, unos pocos días, poco más de una semana, pueden ser capaces de sacudir todos los cimientos, de poner el orden de patas para arriba, y hacer que lo seguro ya no lo sea más.
En mi última estancia en la ciudad monstruo, un terremoto sacudió mi vida. No, no el famoso que se espera después del 85, más bien un terremoto personal, un encuentro directo, crudo, brutal, con el centro de mi ser.
Para lograr dar un paso importante, hice oidos sordos a lo que decía mi corazón. Me negué a escucharlo, necesitaba un cambio radical por sentirme atrapada en una tristeza sin fin. Lo irónico es que ahora que lo escucho, ya es demasiado tarde, y la tristeza se ha instalado sin planes de moverse pronto.



Espero curarme de ti
Jaime Sabines

Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de
fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible.
Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me
receto tiempo, abstinencia, soledad.

¿Te parece bien que te quiera nada más una semana?
No es mucho, ni es poco, es bastante. En una
semana se pueden reunir todas las palabras de amor
que se han pronunciado sobre la tierra y se les
puede prender fuego. Te voy a calentar con esa
hoguera del amor quemado. Y también el silencio.
Porque las mejores palabras del amor están entre dos
gentes que no se dicen nada.

Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y
subversivo del que ama. (Tú saber cómo te digo que
te quiero cuando digo: "qué calor hace", "dame
agua", "¿sabes manejar?,"se hizo de noche"... Entre
las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he
dicho "ya es tarde", y tú sabías que decía "te
quiero".)

Una semana más para reunir todo el amor del
tiempo. Para dártelo. Para que hagas con él lo que tú
quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura. No
sirve, es cierto. Sólo quiero una semana para
entender las cosas. Porque esto es muy parecido a
estar saliendo de un manicomio para entrar a un
panteón.




Una semana fue lo suficiente para volver a enamorarme, para reencontrar todo el amor (enorme, infinito amor) que estaba bajo capas pesadas de enojo, frustración, tristeza. Y ahora, ¿que hago con todo eso? ¿Cuanto tiempo necesitaré para curarme?

Me dicen que así es la vida, no queda más que volver a los pasos lentos y seguros, rumbo a .. no sé donde, espero que a un lugar donde pueda escucharme sin tanto miedo.